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El Jubileo

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La palabra “Jubileo” viene del latín jubilaeus que fue tomada directamente del hebreo Yobel que significa júbilo. Esta palabra expresaba la alegría de la tierra, de los…

“Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz Es condición para nuestra salvación”. El Papa Francisco no podía encontrar una expresión más eficaz para hacernos comprender el valor que la misericordia tiene en la vida de la Iglesia y de cada creyente. Contemplar la misericordia significa verla impresa en el rostro de Cristo que está vivo y realmente presente en el misterio de la santa Eucaristía.

El jubileo del Año de la Misericordia, es un tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes. Es tiempo de reconciliación con Dios y con los demás y se celebra con la indulgencia plenaria, o sea, que hasta las penas que debemos en justicia por nuestros pecados, Dios por la Iglesia nos las retira. Es la oportunidad para la integración en la unidad del cuerpo de Cristo.

El jubileo es un tiempo de gozo porque el amor de Dios es tan grande que nos llama a la reconciliación total con Él y con los hermanos.

 

EL JUBILEO EN LA SAGRADA ESCRITURA

En el Antiguo Testamento

La Biblia en sus libros del Éxodo (23, 10-11), Levítico (25, 1-7; 18-20) y Deuteronomio (15, 1-6) muestra los preceptos del tiempo jubilar. La institución del jubileo estaba inspirada en principios de justicia social.

En el Nuevo Testamento

Según la narración de San Lucas, en la sinagoga de Nazaret Jesús expone su programa de Evangelización citando el texto de Isaías 61, pero adaptándolo a la misión que él estaba inaugurando. Jesús no anuncia un jubileo tradicional sino que anuncia la proximidad de una intervención extraordinaria de Dios: Con Él llega el gran jubileo, el definitivo.

Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada año, cada día y cada momento son abarcados por su Encarnación y Resurrección. Es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13, 8).

Con Jesucristo ha llegado el tiempo deseado, el día de la salvación, la plenitud de los tiempos: El Espíritu del Señor está sobre mí porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día de nuestro Dios. (Lucas 4, 16 – 19).

 

EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA

La misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros. La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de todos.

La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia “vive un deseo inagotable de brindar misericordia”.

Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. 

Para mayor información sobre el  Año de la Misericordia, te invitamos a visitar el link: 

http://jubileodelamisericordia.arquibogota.org.co/es/